domingo, 6 de febrero de 2011

Growing up!

Todo me funciono bien por bastantes meses, nunca pedí un número telefónico, dirección o nexo alguno que me ayudara a contactar con "él". Eso era perfecto para mí porque siendo tan freaky como hasta ahora había demostrado, no tenía necesidad de llenarme la cabeza de preguntas sin respuesta.

Yo necesitaba alguien que no llenara mis expectativas y que fuera a primera vista una total negación a mis estándares... y él aceptó. Era bastante divertido y reconfortante vernos como un par de extraños que intiman sin pudor alguno y que además, a veces acercan sus cuerpos.

Él no exigía nada porque no tenía antojo de recibir algo más a cambio. Teníamos los derechos que nos convenían y las responsabilidades las acomodamos en un rincón que estuviera lo suficiente alejado de ambos que resultara imposible siquiera echar un vistazo a esa realidad diferente.

Me sigo sintiendo libre, no voy a negarlo. Continúo pensando en mil cosas y no tengo ni la más mínima intención de que eso cambie, sin embargo, desde hace un par de días tengo ganas de escuchar un par de palabritas que no tengo la menor idea de como responderlas.

No quiero estar dando explicaciones, no quiero títulos, ni siquiera las formalidades que la gente da por sentado en una relación. A mí no me interesa que "me respetes" como se cree debe hacer o lo que comúnmente llaman fidelidad.

Yo sólo podría pedir honestidad porque es lo que estoy dispuesta a entregar. La lealtad se gana, se trabaja. Yo no creo en esas cosas que uno da esperando algo a cambio del otro, son cosas sin sentido, causantes primeras de venganza. Simplemente pido la verdad, sin adornos ni volteretas, sin ese "no te mentí, sólo oculté la verdad". En resumidas cuentas, la posibilidad de continuar decidiendo en todo momento el movimiento siguiente, consciente a cada segundo de lo que estoy aceptando.

Ofrezco, como mencioné antes, lo mismo. Hablar con claridad y sin temores ocultos. Estoy dispuesta a entregar actos responsables, únicamente eso. Desgraciadamente, yo puse las reglas de este juego, así que para poder ufanarme de mi actitud responsable y poder retirarme antes de sufrir consecuencias lamentables, debo agradecerte por todo lo que permitiste que te diera y por aquello que entregaste a cambio sin pensar en una reciprocidad.

Te felicito por aceptar el juego, porque siendo sinceros, imagino que en algún momento te costó mantener la decisión. La lejanía pesa, la distancia no.

Las risas y las travesuras ya las disfrutamos, ya huímos para disfrazarnos de esos que nos gusta aparentar y también volvimos al cuarto de media luz para disfrutar de la confianza que nos otorgamos al desnudar el alma. Tú te llevas la mejor parte de ti para disfrutarla y yo me quedo con la seguridad con la que caminé desde que inicié a escribir el instructivo de este juego.

Sé que lo disfrutaste tanto como yo, y aún si no lo hubieras hecho, sinceramente, no me arrepentiría.
Esto es todo lo que quería decirte, porque para serte sincera, creo que no necesitaba hacerlo.

Take care, Left Eye. Y tan amigos como aprendimos a serlo en el tiempo que duró el pasatiempo.

1 comentario:

lu dijo...

mi cone ya sabes que lo que empieza..algun dia debe terminar...y que lo bailado nadie te lo quita jejeje