domingo, 18 de septiembre de 2011

Con la certeza de un talvez

Mis amigos me dicen abuela porque no me gusta ir de antro, pero aún así intento acompañarlos cada dos o tres semanas. Este día me vía muy linda, me sentía cómoda con mi ropa y peinado, la música no era la mejor y eso hizo que me bajoneara, después noté que los vasos que dan son de plástico y pensé: Wow! un sitio libre de vidrio, cómo no pensé antes en refugiarme aquí para no verlo? El esfuerzo de incontables horas llegó a su fin, recordé a un asesino.
La noche siguió tranquila, la música mejoró y de pronto el tipo que estaba parado frente a mi me preguntó el nombre -¿mi nombre?, ¿para qué chingados quiere mi nombre? Con esa mirada que me arroja mejor que me pregunte de una buena vez si le voy a dar las nalgas para que deje de molestarme-, ese pensamiento empezó a latir tomando el ritmo de la canción en turno y yo, como buena idiota, le di mi nombre. El niño no era para nada mi tipo, además que nunca he sido de la idea de 'ligar' en un antro... ¡Ligar! si ahí nada más es sacar el instinto animal y eso me da fácil, sí, la mayor parte del tiempo soy bastante animal, pero no por eso voy a dejar que un feo cualquiera me arrime todo el paquetote... mínimo que sea un feo que me guste.
El problema conmigo es que el físico me prende pero el intelecto es el que me provoca el deseo. ¿Para qué jodidos querría yo relacionarme con un orate que va a esos lugares a embrutecerse con alcohol y a 'tirar rostro' para investigar quien cede a las bajas pasiones? Para nada. Lástima, mis amigos me ven como la quedada y en cuanto apareció el primero con intención de hacerme sentir el 'paquetón' al ritmo de reggaetón casi le ponen un altar.
No es que yo sea fea ¡vaya! Sé que no soy una candidata a Miss Universo pero me defiendo, y aunque no tengo más problemas con mi cuerpo de los que cualquier mujer normal, odio ser vista como un trozo de carne, cual bistec en carnicería.
Yo prefiero que me observen, que vean mis formas por separado y después me armen a su antojo, así tengo la oportunidad de ser imperfecta y de sentirme tranquila entre mis defectos, sin un juicio que crea reunir las características de todo lo que soy. Me gusta que vean la belleza de mis lonjas sin sobrevalorarlas, a sabiendas de que mi interior alberga cosas más interesantes que un par de buenos 'chamorros'.
Pues sí, me gusta que me vean a través de mis palabras y mis ideas, de mis acciones, a través de lo que queda escrito en el silencio y la cuantiosa gesticulación que ofrezco. Pero eso no se ve en un antro...
En un antro se ven mis piernas, mis chiches y mis nalgas, ¡Poca madre! seguro que ahí encuentro al hombre de mis sueños, al que va a verme como el objeto que no soy, el que cree que choreándome va a conseguir llevarme a la cama o a lo oscurito, sin imaginarse que sé que lo que diga esa noche no tiene validez alguna en ningún momento de la semana.
No soy de antros, talvez, porque ya no me valoro por la falda, las zapatillas, porque ya no creo que lo mejor que puede tener una mujer es un cuerpo que luzca un vestido entallado. No me gustan porque me ha dado por buscar algo más duradero y enriquecedor que un atascón de un par de horas.
Sí, tal vez soy una anciana porque sé que quiero y sé que no voy a encontrarlo los fines de semana entre estrobos y música alocada,soy una abuela porque no le encuentro el chiste a pagar 500 pesos por un botella de licor que normalmente no pasaría los 200, además tengo el descaro de creer inválida la creencia de que no soy una mujer real si no tolero unos tacones de 12 cms de alto mientras bailo toda la noche.
Se me vienen a los dedos varios talvez, pero talvez del único del que tengo certeza de que no me equivoco, es del de saber que merezco más de lo que una discoteca en decadencia me puede dar.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Con las piernas cruzadas

¿Habré nacido para escribir o sólo estoy usándolo como un pretexto para alejarme de aquello que puede que sea pero no quiero ser? ¿Porqué no me he puesto a pensar en otra posibilidad?
Sé que no es que uno nazca para tal o cuál cosa, simplemente que todo es una decisión, cómo cuando en el sueño me fui hacia el baúl en lugar de correr en la oscuridad o la vez que corrí a la cocina sobre el piso de mercurio, pensando que era la única manera de perder a los fantasmas de mi cuarto. A lo mejor todo se reduce a hacer posible el creer en principios nuevos y distintos, después de todo esos fueron sólo sueños y esta sólo es una vida.

jueves, 8 de septiembre de 2011

01

Le salieron tres colmillos más y un premolar sobre un diente superior derecho. Todo pasó de repente, no fue por la noche mientras dormía sino mientras estaba despierta, consciente. Viajaba en un auto con rumbo fijo, sabía hacia donde iba pero no cómo iba a llegar, de repente se percató que su acompañante se levantó del asiento y le dijo: Dejo mi teléfono, encárgaselo a alguien. Te veré en el dentista.

Las cuadras pasaban lentamente mientras ella sentía la molestia en el maxilar superior, justo ahí no estaba consciente del problema real y sólo pensaba en lo incómodo y atemorizante que era su visita al médico de los dientes.

-¿Puedo dejarle este celular?-le preguntó a la señora que estaba en el asiento próximo, era una total desconocida y aún así le dijo que pasara con él cuando estuviera lista, la chica bajó del autobús y empezó a caminar llevada por un sentimiento más que por una razón, sus piernas se movían solas y de pronto giró frente a la vitrina de una tienda de electrodomésticos, sonrió y se aparecieron los cuatro monumentos blancos, a pesar de lo increíblemente extraño del suceso, la chica no se inmutó en lo más mínimo, simplemente se acercó más al vidrio y comenzó a cimbrar tímidamente cada una de las perlas.

Parpadeo. Respiro. Está sentada en un sillón individual color verde en un consultorio de dentista bastante amarillo, más bien, su visión ahora cuenta con un filtro sepia que hace parecer todo como un recuerdo añejo o una ilusión fermentada por el miedo. Escupe.

La mano derecha frente a su pecho, extendida con la palma hacia arriba, puede contar dos piezas de un premolar que embonan perfectamente -genial- piensa ella, -uno menos por el cual preocuparme-, parecía segura de apretarlo en su mano y guardarlo en la chamarra cuando comenzó la lluvia de calcio proveniente de su boca. Cualquiera podría haber jurado que eran más dientes los que desaparecían, que era algo digno de arrancar un grito, sin embargo ella (que no era cualquiera sino una más) los tomó en su mano y levantó la mirada.

La sala tenía colores de nuevo, esta vez no había filtro pero la luz era considerablemente más baja y el tinte era bastante más verde. Un chico caminaba hacia afuera con la cabeza dirigida al piso, la mente de la chica se fue a una fiesta de años atrás, mismo envento en el que lo conoció. Miró sus dientes machacados, cerró su puño y corrió a la puerta -¡Antes hablabas!- y se giró para caminar en el sentido opuesto, cuando el pensamiento le llegó a su mente y se maldijo por intentar encararlo, se dio cuenta de que no importaba nada ya, era muy tarde y los dientes habían desaparecido del bolsillo, de su boca, de la memoria y de la película. Lo único que quedaba de ellos era la consulta agendada con el dentista.

¡Qué bonito es un entierro!

Recordar quién soy me facilita hacer lo que quiero hacer. La imagen de Lys a espaldas de Fando, deambulando por el cementerio; la risa, el llanto, la locura y ellos dos.
¡Qué bonito es un entierro! Pero no quiero que mueras tú...

domingo, 4 de septiembre de 2011

Vestigios

Yo estoy enamorada de un hombre que es y no, de una contradicción. Yo amo a un tipo que camina por las calles de la gran ciudad mientras su mente se pasea (y pelea) entre tesis de maestros.
Yo tengo parte de mi corazón dado a un ser que no quiere estar conmigo porque está con él... y con otra, pero no me importa, porque aunque me engañara sola por momentos, desde que le dije 'me equivoqué, regresemos' y él se negó de inmediato, sabía que lo que quise alguna vez que fuera no volvería a tener oportunidad.
Yo odié a un chico que aún amo con todas mis fuerzas, ¡Tan común y tan contradictorio!
Me alejé de mi Eloísa y ahora es a él a quien le escribo. Él sabe porqué me fui, está enterado que lo único más imposible que salir de su vida era permanecer en ella, así que huí para no asfixiarme. Estoy aprendiendo a respirar.
A veces pienso que debo volver a la playa y pedirle a su amiga gaviota que vaya para sacarle del baúl de los recuerdos una sonrisa, pero sé que el ave ya no estará donde la vi por última vez y desconozco dónde guarda esa memoria.
Tuve muchas ganas de gritar su nombre y después la frase ¡Te odio! pero no pude, en lugar de eso me salió un susurro, un grito de desesperación y la afirmación simple: Te conozco.
También hay momentos en lo que recuerdo lo que quería de él e imagino que me lo entregó, porque después de todo, a pesar de que no tuve lo que quería tengo la certeza de que tuve lo que pudo y quiso darme.
Estoy esperando a que baje la marea para descubrir si me arrojaré al mar o escaparé a las montañas... siempre quise una cabaña solitaria.
Lo último que le dije fue: ¿Ya sabes, no? sin un adiós de por medio. Lo hice porque él ya sabía.
Mi última noche a su lado decidió plantarme, qué maldito, ¿cierto? Talvez es porque no quería despedirse o no era importante para él hacerlo. Es un desconsiderado, pero es lo supe casi de inmediato que lo conocí, no sé porqué me tomó tan de sorpresa.
Sigo amando al hombre que me ha hecho ver sus defectos y ha desbaratado la imagen que tenía de él... para mal en todas las ocasiones, pero aún con todo lo quiero porque es humano.
Amo a un asesino, autor intelectual del crimen que a diario cometo: Por él fue que llegué a la conclusión de que algo/alguien debía morir para que este amor pudiera continuar sin hacer daño, así que me arrojé al fuego sin pensarlo, como Nanahuatzin.
Sí, amo a un monstruo. Un monstruo de verdad, un sádico, de esos que hacen daño y no sienten remordimiento ¿y qué tiene? El hecho de que lo ame no significa que siga parada imaginando cosas que no van a suceder. Lo amo y por eso me alejé de su vida, para poder amarlo sin que pudiera detenerme, sin escuchar y ver como trataba de impedirlo haciendo estupideces.
Yo quise ser 'la otra', pero al terminar el juego fui y sigo siendo yo y eso no es algo de lo que muchas personas puedan presumir, así que me siento complacida.
Pienso que no voy a cerrarme al amor, pero no quiero pensar en una historia como la que imaginé con el soldado de Vietnam , quiero algo aventurero que no tenga que ver con tiburones ballena en Mozambique ni algo que termine con un par de gemelos y una niña hermosa. Quiero eso que no sé como se llama pero sí como se siente. Iré a buscar pistas de lo que fue a San Juan de Ulúa para después arrojarlas al mar.
Y si vuelvo a Velódromo, Puebla o cualquier estación que me recuerde esos rumbos, será sólo porque me apeteció dar un paseo para re pensar lo que sólo recuerdo.
Yo estoy destinada a amar a muertos, tal vez les quito la vida antes de que me 'obliguen' a quitarme la mía... no sé, mejor iré a comer mariscos a la playa o a comprar nieve de sabores distintos, como yo: exóticos.
La fruta de la selva, la chica de sur vuelve a quitarse las ropas pero ya no del cuerpo, sino las del alma, sin temor a que se ensucien pues cubierta o no, esas manchas son siempre visibles. Estoy avergonzada, no lo niego, muchas cosas las hice pensando de forma egoísta y tramposa, pero ya obtuve mi 'recompensa' por eso.
Me cansé de 'jugarle al tonto' y de esperar señales. Ya es tiempo de dejar atrás la mitología griega y quedarme sólo con la filosofía, después de todo ese ídolo resultó de barro pintado más que de oro y aún si fuera así ya aprendí que quiero cosas reales, por eso vivo mi amor así, sola, conmigo.
Pues te dejo, aunque no me leas. Porque aunque diga que te he echado del camino me da la impresión de que una parte de ti sabrá de esto al pasar por la última estación del metro en que nos vimos, si es que aún usas el metro y si no, pues felicidades, que bueno que ya tengas Tonchismóvil, es un gusto saber que ya ni por error llega mi persona a tu mente.
Te dejo, de nuevo. ¿Ya sabes, no? Tengo una vida que estoy construyendo a mi lado.