sábado, 21 de mayo de 2011

La más, la menos, la que es.

La vida de alguien como yo no es simple, tampoco es complicada, sólo es una vida punto.
Definitivamente cada persona tiene una serie de categorías para la gente, los escandalosos, los dramáticos, los simples, aburridos, los importantes, los prescindibles...

Pocas personas se conforman con estar en el último grupo, no entiendo porque la mayoría quiere ser el primero o el último en algo, esa necesidad tiránica de convertirse en el protagonista de la vida de alguien más. No encuentro cuál es el gran crack de un corazón al descubrir que no es más que un recuerdo más para el final del camino.

Me considero una persona flash. Una persona flash es de esas que aparecen poco tiempo en la vida de alguien y que con esa simple aparición logran abrir las perspectivas, mover mundos, soy de esas que ayudan a avanzar sin la intención de quedarse hasta el final a ver el resultado.

Una flash, como yo, muchas veces no puede definirse. Tengo una luz propia un tanto lépera, un poco oscura y bastante rara. La gente siempre me define como alguien bastante loca y peculiar, me gusta no entrar en los cánones, ser esa que queda siempre sin cajita, sin un lugar "especial", sin un para siempre.

Definir es limitar, me parece un sacrilegio que alguien más venga aquí a querer ponerme límites, a esperar que siga reglas. Tengo demasiado conmigo como para pensar que encima, debo encajar en la percepción de alguien más, de un otro.

¿Porqué la necesidad enfermiza de ser amor de la vida, mujer de la vida de alguien? La mujer de mi vida soy yo, tendré muchos hombres en mi vida, muchos amores, no sé si al final uno pese más que otro, con alguno crezca más que con otro o si en algún punto, votaré sobre uno para decidir importancia.

Sí, ya tengo un primer amor y un hombre de mi vida, tendría el amor de mi vida si... lo amo, pero eso no tiene nada que ve con el hecho de ya no estar enamorada de él.

Tengo mis amores de temporada, de pestañeos, tengo quien vió mis destellos y quién se grabó mis risas en la piel. Tengo quien me ayudó a superar mis inseguridades y al que no se interesó y me ayudó a crecer (a consecuencia suya) y sí, también tengo la contradicción en mi vida y la de mi vida: Él.

Él es quien me ayudó a resignificar gran parte de mi mundo y a asirme fuertemente a las partes de las que menos segura me sentí, él sin darse cuenta me ayudó a sacudirme el pasado que de nada me servía y a olvidar el futuro que aún no existe. Él me dió presente, me enseñó a ver la fugacidad de la vida que había perdido, vió en mi la capacidad enorme que tengo de ser yo y me dejó libre para que pudiera explotarla, ¿cómo no llevarse para la eternitud a alguien así?

Así que ésta soy yo. La que se define como la indefinible, la que tiene mil cajas para almacenar a los otros pero está aprendiendo a entender que las cajas pueden conectarse, que uno no pertenece siempre a los mismos lugares. Esty aprendiendo que los ojos no me sirven de nada más que para creer que puedo ver, que mi pasado y mi historia de amor no me sirvió de nada sino para vivir y que no hay nada más perfecto que alguien capaz de amar los más grandes defectos de alguien sin olvidarse de sí.

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