miércoles, 13 de febrero de 2008

Encaminando almas al cielo

Va la mía para poder temrinar con las entrevistas.

Por Imperio Cadó Reyes
La querida Doña Yola, la catequista de la unidad, ha aleccionado a todos y cada uno de los niños de la colonia en la fe católica y los valores cristianos. La Chabelita moderna me esperaba en su casa, ataviada con un suéter negro y pantalones holgados verdes, frente a su televisor de veintitantas pulgadas que sintoniza el canal católico.Buenas tardes, Doña Yola. Estoy aquí para la entrevista que le pedí.--Ya te estaba esperando—contestó en voz bajita, tenue y acurrucada en su sofá.¿Cuándo decidió comenzar como catequista?--Hace aproximadamente unos siete años, como proposición de una religiosa.--¿Qué tan difícil es la preparación para una catequista?--No es algo difícil, sino algo de perseverancia. Es sentir el llamado de Dios y no negarse ni poner nada entre Nuestro Señor y uno.--Ahí estaba, frente a mí. La persona que dos años me tuvo repitiendo oraciones y resolviendo exámenes para poder recibir los sacramentos de confirmación y comunión, está ahora desnudando su alma, mientras se acurruca en su vasto sofá y dispara discretas miradas a la pantalla de su televisor.¿Qué tipo de pláticas imparte usted?--Los llamados sacramentos de iniciación; bautismo, primera comunión y confirmación. Del bautismo son sólo una semana de pláticas con los padres y padrinos para que se comprometan a formar al niño en una fe católica y cristiana.Los sacramentos de la comunión y la confirmación constan de un año de preparación, que en realidad deberían ser dos, pero como los padres de familia se oponen, sólo impartimos uno.--Y recuerdo mis años de catecismo, en el cual los domingos mi madre me levantaba temprano para ir a la capilla cercana a la casa y tomar mis lecciones, aún ella no profesara la religión, y la señora presente ante mí, domingo a domingo, felicitaba a mi madre por el cumplimiento de mis tareas o mi aprovechamiento en clase.¿Cómo se prepara una catequista?--Los párrocos nos dan un libro de catecismo, sobre el cual debemos preparar nuestros temas y clases, y una lista de lecturas bíblicas que nos ayudan sobretodo con los niños.--Al parecer el catecismo es algo que la tiene muy feliz y con mucha paz, pues sonríe muy alegre y se ve tan tranquila. Muchos de quienes la conocemos le decimos que ya se ha ganado el cielo, que son muchos los sacrificios que ha pasado por ser útil al servicio de Dios, a lo que ella replica que no es así, que no es tan buena, pero que sí piensa retirarse del ámbito religioso auque no del todo.--Yo ya le dije al párroco que poco a poco me voy a ir zafando. Son muchas las responsabilidades y después nada más puros problemas gana uno. Me gusta mucho servir, pero ya no estoy para hacer corajes ni andar a las carreras para buscar al padre para la misa de aniversario de la capilla, la venida de los santos, pastorelas, catecismo, flores, bendiciones. Es mucho para mí, y no sé si sea la vejez o el cansancio, pero mi cuerpo ha empezado a resentirlo.--¿Tiene idea de cuántos niños ha llevado a realizar los sacramentos?--La verdad que no, pero hace aproximadamente dos años tuve la oportunidad de tener el grupo más grande de mi carrera como catequista: Cuarenta y siente niños.—¿Porqué sobre todo con los niños, prepara adultos también?--Sí, y prefiero a los adultos. Ellos son más conscientes de lo que el sacramento significa y se distraen menos que los niños, a quienes considero, son difíciles de enseñar y requiere de mucha paciencia el lograr algo con ellos.--¿Qué otro tipo de preparación recibe una catequista?--También asistimos a retiros espirituales especiales. En lo personal he asistido a un retiro en la catedral de nuestra ciudad, un convento, dos escuelas religiosas y un asilo.--¿Ha pensado en tomar los hábitos más adelante?--No, yo sentí el llamado de Dios y aquí estoy, pero ya me considero muy vieja para ello.—La televisión habla y habla y por momentos pierdo la atención de mi entrevistada, quién parece ser atacada por el frío y procede a “hacerse bolita” en el asiento, mientras mete las manos en su suéter y voltea a la cocina, donde su nuera lava los trastes tranquila mientras espera la hora de ir al kinder por su hija.Convicción Religiosa¿Alguna vez su fe se ha puesto en duda?--No, mi fe no. Desde pequeña fui instruída en la fe católica y no la cambio por nada. Sigo firme en mis raíces y no me muevo de ahí. Ni los testigos de Jehová, ni pentecosteses, ni mormones, no, no me convencen—profiere mientras niega con la cabeza y sacude las manos. Al parecer he encontrado el punto débil de quién me terminó reprobando cuando niña.¿Considera que su trabajo ayuda en algo a conservar los valores morales que la fe católica promueve?--Sí, y creo que todo bautizado está en el deber de involucrarse en las cosas del Señor. Dios siempre se vale de alguien para recordarnos el llamado. Conmigo, por ejemplo, quien me llame y como mansa corderita voy.¿Cree usted que el sistema católico está en decadencia?--No lo veo como sistema. Entiendo que las cosas cambian y la sociedad debe de hacerlo también. Pero hemos caído ya muy bajo. Nuestra juventud se encuentra descarriada, llenos de sectarismo, drogas, lesbianismo, las relaciones sexuales entre hombres; todo eso nos aparta del camino de Dios, que si bien siempre ha existido, ahora se ha hecho más común.—Sociedad y Religión¿Cree que la sociedad señala a quién se acerca a la Iglesia?--¡Claro! Y así ha sido siempre, no es algo de ahora y tampoco tiene porque cambiar. Te repito, esto es algo de sentir el llamado. Yo, por ejemplo, lo sentí ya en la ancianidad y he dedicado mi tiempo a Dios y a su servicio.¿Cuál es la satisfacción más grande que ha recibido como catequista?--El sentir a Dios en el corazón. Todos tenemos necesidad de Dios y para su llamado no hay una edad. Si nos preocupáramos más por eso y no por buscar drogas, guerras, perjudicar al otro, nuestro mundo sería mejor. Nunca es demasiado tarde o temprano para recibir el llamado de nuestro Señor Jesucristo.

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