martes, 19 de octubre de 2010

Declaracion

Subió al árbol y no pudo bajar, tenía miedo y únicamente alcanzaba a gritar desde las alturas... quien debía rescatarla se negó a hacerlo.
No es difícil imaginar el paradero del ausente, las gotas en el árbol anuncian la dirección de su partida: el pasado, retroceso.
Mi memoria suele correr como el historial de un programa mensajero, las palabras se quedan grabadas en la piel que acarició, mis manos son un libro abierto a sus recuerdos y mis ojos intentan mentirle al espejo cada vez que pienso en él.
¿Y si me escondo tras la sombra de su reflejo? Efaninefable que juguetea con el gato, el sordo respiro entre mis labios y su pecho, la ausencia del amor y la necesidad de la presencia. No te quiero, pero deseaba hacerlo.

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